jueves, 4 de julio de 2013

"Una clave de la vida es aprender a Renunciar"

(Publicado en la contraportada del diario La Tribuna, 10 julio 2013 / fotografía de la presentación, con Eloy M. Cebrián y Javier Lorenzo)


Sus múltiples obligaciones laborales y familiares no han logrado acabar con su amor platónico: la poesía. El escritor y periodista Arturo Tendero, alcalde de Chinchilla y profesor de instituto, presenta a las 19 horas del miércoles 10 de julio, en la Librería Popular, su sexto poemrio, Alguien Queda, publicado por la editorial Renacimiento.
ANA MARTÍNEZ.- Alguien Queda ¿No es un título raro?
ARTURO TENDERO.- Creo que mucha gente tiene una idea errónea de lo que es poesía. Que la reduce a un espacio fronterizo con lo sentimental, con lo romántico, con lo ñoño. La poesía condensa emociones en palabras. Pero el abanico de las emociones es inmenso. Nos remiten al amor y a la vez a la muerte, a la envida, a la ambición... Conforman nuestra vida menos confesable, porque no podemos controlar las emociones, sino en todo caso el modo de reaccionar ante ellas. Son la verdadera vida a la que damos la espalda mientras vivimos la vida.
A.M.- ¿Y a cuáles de esas emociones se refiere en Alguien Queda?
A.T.- Como todos mis títulos es un préstamo. Lo tomo de César Vallejo, de un párrafo donde dice que el lugar por donde pasa un hombre ya nunca más está solo, que siempre alguien queda. Yo lo transfiero a mí mismo, a mis muertos. Yo soy el lugar por donde han pasado. Ellos murieron pero siguen viviendo en mi vida. Alguien Queda es el libro de mis muertos, pero paradójicamente remiten a la vida, a mi vida con ellos.
A.M.- ¿Escribió el libro pensando todo eso?
A.T.- No, claro que no. Yo no escribo poemarios temáticos. Ni siquiera escribo poemarios. Voy escribiendo poemas, de una forma bastante anárquica. Cuando considero que ya acumulo bastantes, los reviso, observo cuál es el tono predominante y entonces decido unirlos en un libro.
A.M.-  Es su sexto poemario. ¿Diría que es el mejor?
A.T.- Eso es difícil saberlo. Y más para el autor. Me limito a escribir. De todos modos, la unidad de medida de la poesía no es el libro, es el poema. Pasa como con los discos. Al final, con suerte, se salva una canción. Del libro queda, si queda, un tono, un clima, una atmósfera. Un libro, cualquier libro, es una voz que te habla. Luego hay que ver si esa voz te sirve, si te resulta natural, si te dice cosas que te tocan.
A.M.- Disculpe pero esto puede sonar un poco pretencioso.
A.T.- Yo no digo que mi libro consiga esas cosas. Sale a la calle ofreciéndolas. Lo que no sabemos es si al lector le van a servir. Yo he encontrado refugio al escribirlas, pero la recompensa del que escribe es diferente de la recompensa del que lee. Son dos caras de la misma moneda, pero la primera no garantiza la segunda, ni mucho menos.
A.M.- Pero la novela se lee más. ¿La recompensa es mayor para el lector de novelas que para el lector de poesía?
A.T.- Yo no diría que sea mayor. Está claro que hay muchos más lectores de novela que de poesía. Conozco excelentes lectores que me confiesan que no consiguen leer poesía. Está claro que ambos géneros tienen registros muy diferentes. El poema exige más concentración. Su riqueza está en la intensidad, que se desvanece si no estás atento. A veces ocurre que el poeta no la ha conseguido y entonces no es que se desvanezca, es que no existe. Lograr un buen poema es lo más difícil del mundo. De los mejores poetas que usted pueda citarme ahora, en el fondo queda solo un puñado de poemas, a veces los que caben en los dedos de una mano.
A.M.-¿Entonces, no va a solucionar la crisis con su libro?
A.T.- Me temo que esta crisis solo se puede combatir en el día a día y en la calle, con el compromiso y la unidad de todos los que nos resistimos a aceptar la injusticia. Solo se puede solucionar actuando. Lo que sí te da la poesía es un alivio pasajero, una pausa para seguir en la brega.
A.M.- ¿Y el hecho de que salga en julio, en pleno verano?
A.T.- Bueno, eso tiene que ver con la agenda de la editorial. Hasta ahora he publicado mis poemarios en buenas editoriales, casi siempre porque he ganado premios. Esta ha sido la primera vez que un editor me ha dicho: trae tu libro, que te lo publico. Ha sido Abelardo Linares. Y su editorial, Renacimiento, es una de las grandes editoriales de poesía de España. De modo que lo que hemos hecho es entrar en su agenda de publicaciones y salir cuando nos ha tocado. Con mucha alegría y mucho agradecimiento.
A.M.- Ha sido profesor y a la vez secretario del instituto donde trabaja, El Bachiller Sabuco; crítico de poesía, periodista, alcalde de su pueblo y encima escritor… ¿No son demasiadas cosas a la vez y demasiado diferentes?
A.T.- Y marido y padre de familia numerosa… Todos somos muchas cosas, muchas personas a la vez. A lo mejor hago tantas cosas porque no me paro a pensar que las hago. Las hago, simplemente, lo mejor que sé. Soy bastante metódico y procuro sacar el máximo provecho de cada hora del día. De todos modos, no estoy escribiendo poemas mientras resuelvo los asuntos de alcaldía. No tienen nada que ver. Y renuncio a muchas otras cosas. Pero una de las claves de la vida es aprender a renunciar.

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